El sugerir de las cosas, ese es mi súper poder
Bárbara Traver es fotógrafa
Bárbara Traver es fotógrafa, aunque asegura que durante un tiempo quiso ser veterinaria, astronauta e incluso criminóloga. Madrileña de nacimiento ha recorrido diferentes lugares de la geografía española hasta afincarse en Valencia, donde estudió en la ‘Escuela Espaid’art Fotográfic’. En sus imágenes, ya sean retratos o fotografías construidas, el azul, las miradas que penetran en quien las observa, y un halo que navega entre lo onírico y lo surrealista, son protagonistas. Asegura que en la literatura encuentra un camino de búsqueda y reflexión que complementa su trabajo. Ha expuesto en las galerías EFTI de Madrid, Belle Art de Cáceres) y en la Galería Officine Fotografiche de Roma. Si le planteas si la fotografía es estética o medio de expresión no duda. “Para mí ambas cosas están ligadas, lo bello no tiene por qué ser bonito”./Javi Muro
SPOONFUL.- ¿Por qué eres fotógrafa?
Con la fotografía encuentro belleza en todos los lados. Lo mismo me ocurre con la escritura o la pintura, pero no a niveles tan altos como con la fotografía; la fotografía me llena.
S.- ¿Qué es la fotografía para ti?
Un modo de expresión, ya sea de forma terapéutica y/o para transmitir un mensaje. Es una narrativa pero en imágenes. Me permite captar mi propia realidad.
S.- ¿Siempre quisiste ser fotógrafa?
No, quería ser veterinaria y después me dio por querer ser astronauta y más tarde criminóloga. La fotografía vino de casualidad a mi vida.
S.- ¿Cuándo y cómo descubriste que la fotografía era lo que te gustaba realmente?
Aunque la fotografía estuvo presente en mi vida desde pequeña no me interesó más allá que como un medio de expresión ni fui consciente de la fuerza que producía ésta herramienta hasta los doce años. Lo recuerdo perfectamente porque pasé por una etapa bastante mala y el único medio que tenía para expresarme –junto a la escritura– fue una cámara compacta que tenía mi hermano. En esa época vivía en Guadarrama y la madre de una vecina y amiga -a las que recuerdo con mucho cariño- me animaron para que me presentara a un concurso de fotografía el cual gané. También gané las dos siguientes ediciones, por lo que pensé “tal vez esto sea lo mío”. Yo ya tenía quince años por aquel entonces y fue cuando me regalaron mi primera réflex. Dio la casualidad que fue una cámara pero, cuando pasas por un momento duro y más si lo sumamos a esa edad, cualquier medio es bueno para expresarse.
S.- Al observar tus fotografías se revela un cierto gusto por la construcción de las imágenes, ¿no?
Así es, en mis fotografías más íntimas la construcción de la imagen se va recreando en mi mente por la inquietud, a veces plasmadas en escritura y otras en garabatos o simplemente están ahí para la reflexión. En cuanto al retrato realizo un boceto con el esquema de luces que creo más conveniente y también la vestimenta y el escenario, pero eso es algo más personal acorde a la persona retratada. A primera vista puede parecer que el retrato tenga una puesta en escena más trabajada pero ambas son igual de minuciosas.
S.- ¿Son imágenes que parten de una historia o quieren generar un relato?
Hay un antes y un después en mis fotografías. Desde hace un año mis fotografías parten del dolor que he sobrepasado durante este tiempo y también de las personas que están a mi alrededor. Es inevitable que algunas de mis fotografías inciten a generar una historia aunque no sea la trama principal, pero sí se genera la libre interpretación y me encanta. Me halaga cuando alguien empatiza con mi trabajo, se me encoje el corazón. Significa mucho para mí.
S.- El retrato está muy presente en tus fotografías, pero también las imágenes más narrativas, ¿tienes una predilección? ¿Cómo decides ir por un camino u otro?
No lo sé -se ríe. Desde hace algún tiempo que no estoy en mi mejor momento y vivo en constante nostalgia, por lo que tengo la necesidad de fotografiar esa sensación que me invade en los momentos más cotidianos como algo más personal, íntimo. No siempre lo fotografío ya que no siempre tengo la energía que me gustaría pero, cuando esa imagen se posa en mi mente y vuelvo al mismo lugar del crimen, no una vez, sino dos veces e incluso tres y me invade la misma sensación, cojo las fuerzas necesarias para realizar aquello que me perturba y liberarme después. A veces tardo días, incluso semanas o meses y luego a la hora de visualizarlas, lo mismo. Son esos momentos los que deciden por mí aunque luego sea yo quien mande sobre ellos. Lo bueno es que, al estar reposadas y proyectadas en mi mente, sé exactamente lo que quiero sacar. Tanto en el retrato como en mis imágenes más íntimas –que también las considero un retrato de mi ser– me siento a gusto. Son una terapia y es que en ambas se percibe mi modo de sentir ahora mismo el mundo.
S.- Corrígeme si me equivoco, pero el azul –o al menos, las tonalidades azules- es protagonista en tus fotos.
Recuerdo estar en el estudio de la escuela donde mis compañeras y fotógrafas (Laura López y Laura Peña) realizábamos unas fotografías. Allí se encontraba otro compañero y fotógrafo, Ian Dunham. A pesar de estudiar en la misma escuela no nos habíamos coincidido hasta ese instante y lo cierto es que conectamos en seguida los cuatro. Él se encontraba escaneando unos negativos y me propuso juntarnos para realizar algunas fotografías. Su pasión por el analógico hizo de mí algo que la digital no podía darme. Es un proceso más lento pero yo me encontraba en un estado adormecido, apático y el analógico me daba ese proceso más sosegado y tranquilo, donde me permitía pensar más sobre los sentimientos que recaían en la imagen más que en la propia imagen. No sé de qué manera, pero con el analógico encontraba ese azul en todas mis fotografías. Tal vez por lo que estaba viviendo digamos que dejó salir a la bestia que se encontraba latente. Es por ello que encuentro en el azul una calma y una poética que no encuentro en ningún color. Fue un punto de inflexión en mi obra. Antes no era consciente de ello y aunque me lo habían comentado con anterioridad, no sabía el porqué. Ahora lo sé.
S.- ¿Crees que la fotografía tiene más que ver con la estética, con la búsqueda de la belleza, o como una forma de expresión, de contar algo?
Para mí ambas cosas han de ir ligadas. Yo entiendo la belleza como una poética ya que para mí lo bello no tiene porque ser bonito, es decir, la estética entendiéndose como formulación poética, una forma de expresión, ya que hay una búsqueda o al menos una intención de belleza que te lleva a una sensación, a un significado y/o un estado más elevado que queda sugerido. En mi proyecto 'Retrato', que he realizado este año, utilizo esta poética en mis imágenes.
S.- La poesía parece ir ligada a tus imágenes. ¿Qué influencia tiene la literatura a la hora de crear tus fotografías?
No sé hasta qué punto tiene influencia pero sí que es cierto que recae mucho sobre mis fotografías. En la literatura encuentro una búsqueda y una reflexión, algo que complemento con mi trabajo.
S.- ¿También te influyen otras artes?
Sí, el cine es un punto fuerte, sobre todo si se trata de cine asiático. También la música siempre está presente. Es algo que llevo muy dentro ya que desde pequeña lo único que se escucha en el salón de nuestra casa es música clásica. Recuerdo ver a mi padre estar todas las tardes hasta acostarse en su sillón de siempre escuchando esta música. Pensaba "¿No se aburre?" y llegué a preguntárselo varias veces pero lo único que hacía era abrir los ojos, mirarme y sonreír y acto seguido cerrar los ojos. Antes no lo comprendía pero ahora sí.
S.- Te lo pregunto porque al contemplar tus fotografías surgen referencias futuristas, quizá; oníricas, surrealistas…
Sí, tengo unos trabajos más conceptuales como por ejemplo mi serie 'Human' del que ya se puede ver algo en mi página.
S.- ¿Crees que has encontrado un estilo personal?
En cierto sentido sí pero, la construcción del estilo es una tarea que no termina.
S.- ¿Por qué… cómo surgen tus fotografías?
Surgen y fluyen a través de una inquietud o reflexión.
S.- ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo es el camino que sigues?
El proceso creativo de mis imágenes, como he comentado antes, germina de una cotidianidad que me produce inquietudes. Aunque tarde meses en producir la imagen está presente en todo momento, a veces incluso delante de mí pero, sólo cuando la energía me lo permite he podido realizar la fotografía. No es tiempo después que vuelvo a visualizar la imagen, así puedo ser más crítica con mi obra y no dejarme llevar tanto por mi vulnerabilidad. Lo mismo ocurre con el analógico, tardas un tiempo en realizar las fotografías y a veces se te acumulan los carretes, y cuando vas a revelar esperas un tiempo a escanearlas. Intento llevar ese proceso también con la digital.
En los retratos sí que realizo un boceto con el esquema de luces que me interesa pero sigo la misma regla, realizo la fotografía y no pasa menos de una semana hasta visualizarla. Dependiendo de cómo el retrato haya influido en mí a la hora de tomar la fotografía me tomo más tiempo. Un ejemplo es un retrato que le hice a una amiga -que está más presente que nunca en mi vida. Ella estaba pasando una mala etapa y quise retratarla de una manera más humana, real. Le pedí que cuando estuviese preparada llorase ante mi cámara. Dos meses después me llamó y realizamos la fotografía. Fue una de las fotografías más difíciles hasta el momento y no fue hasta dos semanas después que pude ver la fotografía ya que en alguna ocasión me saltaron las lágrimas. No sólo es una terapia para mí sino para el que es fotografiado también.S.- ¿Imaginas una serie de fotografías o son imágenes individuales?
Bien es cierto que ahora no concibo una fotografía sin una serie o proyecto detrás. En algún caso mis fotografías individuales son de mi diario más íntimo pero pocas veces salgo a la improvisación, algo que echo mucho de menos.
S.- ¿Crees que hay un denominador común en tu fotografía?
En mis retratos, por ejemplo, sí que hay un dramatismo que me he ido creando yo durante este tiempo. Todos tenemos etapas en la vida que debemos sobrellevar y ahora mismo me encuentro en un estado de nostalgia, tal vez de tristeza, por lo que es posible que en mis fotografías se pueda revelar esa añoranza, un desconsuelo, el vacío para después poder llenarlo con la sencillez que nos otorga esa cotidianidad de la que tanto tengo presente.
S.- Al observar tus fotografías y, al mismo tiempo, leer las frases y poemas que las acompañan surgen sensaciones diversas y, quizá, encontradas… ¿Qué tienes de la súper heroína que preside tu página de Facebook?
En mi familia hemos pasado por constantes adversidades todo el tiempo, por lo que eso me ha hecho más fuerte. Ante las situaciones difíciles, siempre encuentro un momento de lucidez para darme la fuerza y salir hacía delante, pienso que puede valer la pena. Esto lo he sacado de mi madre que es la mujer más luchadora que conozco. Al lado de mi madre, yo no tengo nada de heroína, ella se lleva todo el mérito.
S.- … y de ese pesimismo que dice “una parte de mí no desea vivir mucho más” o habla de una “horrible melancolía” y se pregunta “¿Cómo es posible estar enamorada y desear la soledad?”
Cuando padeces de insomnio aparecen dudas, pensamientos negativos e inquietudes, muchas más de lo que una puede creer y desear, de las cuales no puedes huir porque estás adormecida y constantemente cansada. El año pasado y parte de este padecía de insomnio por una situación difícil, sólo en los momentos de lucidez era consciente de que esa era una parte de mí. Empecé un diario para desahogarme donde sólo escribía a altas horas de la madrugada. Poco a poco voy desnudándome en las redes sociales para así poder liberarme. Lo hago como ejercicio porque es una manera de quitarte el miedo de sentirte juzgada, también avergonzada por sentir lo que sientes, la mayoría de las veces culpable. Aún siento que me falta camino por recorrer, pero como dicen, no hay mal que por bien no venga ¿no?
S.- “La belleza no está en la forma exterior sino en el significado que expresa”. ¿La frase de Daisetsu ejerce de mantra?
Quizás en este momento sí, en tanto que últimamente trabajo sobre composiciones sencillas cuya expresión trasciende su propia estética y por tanto la frase ejerce como principio o explicación de mi intención. Sin embargo, no siempre me rijo por este concepto.
S.- ¿Cómo se consigue que una cicatriz sugiera tanto al ser retratada en una fotografía?
... -se ríe-... el sugerir de las cosas, ese es mi súper poder.
ENTREVISTA EXTRAÍDA DE SPOONFUL. VERLA ENTERA AQUÍ.